domingo, 31 de julio de 2011

Hola, Voguepedia

Cuando estaba redactando mi tesis, soñaba con un lugar a mi alcance donde pudiera encontrar información de primera mano sobre cosas específicas de moda. Es cierto que hay libros muy puntuales y llenos de datos, pero estaban lejos de mi alcance. Al final, esas carencias me ayudaron a investigar aún más y buscar información sólida, por lo que terminé satisfecho del resultado final.

Pueden imaginar mi sorpresa cuando leí en la última edición de Vogue el lanzamiento de Voguepedia, un proyecto en el que se hace una recopilación de entradas sobre modelos, diseñadores y marcas que han aparecido en la revista más importante de la industria editorial en Estados Unidos y el mundo.

El proyecto, auspiciado por Michael Kors, se inauguró hace unos días. Yo me enteré anoche y me di a la tarea de revisar el sitio. De inicio, la idea me pareció sensacional, porque puede ayudar a que los internautas conozcan más sobre la gente que ha llenado durante años la revista. Y, por más que se critique a Wikipedia, ¿No les parece interesante la idea de trasladar ese concepto a moda?

Las enciclopedias son maravillosas. Yo tengo que acreditar mi amor a la lectura y el conocimiento de muchas cosas a una vieja enciclopedia que mi mamá compró a mediados de los ochenta para que sus hijos aprendieran sobre el mundo. Al final, sólo nací yo y terminé venerando esa enciclopedia. La conservo aún y, por más obsoleta que sea (fue impresa cuando la URSS aún existía, imagínense), me niego a deshacerme de ella.

Con todo esto en mente, entré a Voguepedia.com para ver al que parecía ser el sitio web de mis sueños. Comencé probándolo con alguien que ha aparecido en todos los libros de historia de la moda en el siglo XX: Tom Ford. Conozco muy pocas personas que detesten a Ford y su periodo en Gucci e incluso en Yves Saint Laurent. Anna Wintour lo ama y muchos de nosotros también.

Encontré un apartado sobre Frida Giannini, otro sobre Marc Jacobs (el cual acredito al tiempo en el que él y Ford trabajaron en Perry Ellis), entradas sobre Natalia Vodianova y Christopher Bailey… pero nada sobre Ford. Curiosamente, el buscador del sitio me incluyó resultados sobre empleados y descubrimientos del antiguo diseñador de Gucci pero nada sobre él.

Alzando una ceja por ese experimento, busqué otro nombre insustituible en Vogue y la industria de la moda: Karl Lagerfeld. Obtuve un resultado similar, pero el detalle gracioso fue la aparición de su enemiga Stella McCartney en los perfiles. Para Voguepedia, el odio (unilateral en el caso del tío Karl) también cuenta como relación.

Kate Moss sí aparece en Voguepedia.

Me fui entonces a la entrada de Kors, quien auspició la idea. Tal y como lo esperaba, la cobertura fue completa, con una cronología integral de sus más grandes éxitos. Y, sinceramente, pensé que a Voguepedia le faltaba crear y completar varios apartados para convertirse en la fuente de información oficial sobre moda más importante de la red.

Entonces pensé en Wikipedia y en la tan famosa Enciclopedia creada por Diderot (y muchos otros) antes de la Revolución Francesa. Ambas reúnen todo el conocimiento posible de su tiempo, aunque tienen un gran margen de error. Y, más importante, ambas son un trabajo colectivo: Wikipedia fue más allá porque cualquiera puede contribuir a ella, tanto en la redacción como en la corrección de apartados.

Y sobre todo, por una tercera razón: la creación de enciclopedias es larga y penosa. La francesa tardó 25 años y aún hoy, con todas las facilidades que tenemos, es problemático recolectar y organizar la información. Por lo que, como un primer intento, Voguepedia queda bastante bien para mí.

Punto para Voguepedia por incluir a uno de los mejores maquillistas que haya pisado esta tierra.

Curiosamente, su creación no fue muy celebrada en los medios. La noticia apareció en mayo, sin una reacción entusiasta del público. Y lo que es peor, la página de Facebook del sitio no supera los 150 seguidores. En términos de internet esto es un fracaso.

…y a la vez no. No necesitamos pagar ni un solo dólar para acceder a ella y está libre de publicidad. El diseño del sitio es muy amigable, aunque el registro funciona mal en Chrome e Internet Explorer. Las imágenes y las letras tienen un tamaño perfecto para ser vistas, lo cual no resulta pesado al leer los apartados. Y tiene el respaldo de la revista, lo que la convierte en una fuente seria y libre de especulaciones.

Aún así fue imposible registrarme, lo cual es una llamada de atención a los programadores de la página. Ojalá descubran ese error y lo cambien, así como el detalle de las entradas de Tom Ford y Karl Lagerfeld, entre otras marcas y personajes importantes para Vogue y la industria de la moda.

Estamos en un mundo de proyectos incumplidos, por lo que la creación de una enciclopedia digital de la moda, gratuita y bien fundamentada, cubre una necesidad muy grande en internet: conocimiento real sobre un tema que nos apasiona y sobre el que abundan los datos erróneos. La idea de Vogue es grandiosa y, aunque su ejecución no es perfecta, comienza bien. Esperemos que siga en ese camino.